sí, otro. viajar en el ochenta, temprano, hasta colegiales. viajé con madre, en los asientos de atrás. mientras llegábamos hablábamos de esa semana, en la que no entendía nada ni nadie lo que me estaba pasando. maldito ayuno. llegamos a las siete, como magdalena, tempranísimo. me sacó sangre una tal daniela, madre le comentó lo de quimio y me dijo que no me preocupe, que alguna vena buena tengo que tener. a lo hecho, pecho. no hizo falta llamar a ningún doctor. le dije a madre que extrañaba a miguel, el de seguridad compinche, no el del estilo, soy de seguridad nena, no tengo nada que ver. pero bueno, se fue, ahora está trabajando de otra cosa. mientras me sacaba sangre noté dos cosas: uno: la radio estaba recién enchufada (el reloj estaba en 12:04 y en la computadora decía 07:32); dos: sonaba arjona. tanto castigo tan temprano. al menos desayunamos algo a la salida. taza, taza, cada una a su trabajo. chau, pi, me dice madre. chau, ma, le digo. nos saludamos y nos despedimos. tomé dos colectivos, el 151 y el 5, inclusive me cayó un hielito en la cabeza llegando al trabajo. sí, hielito. al finalizar el día, quiosco, borges, casa, cena y agendarme el lunes para la tomografía. sábado y domingo, no estoy.