martes trece. no te cases, no te embarques ni simules


turno a las doce. llegamos a las doce y cuarto. no sabía que era hoy, dijo padre, desde la semana pasada que sabías que era hoy, le dije, bueno, me olvidé, me dijo. madre me pedía que me calle. hola, buenas tardes, le dije al de seguridad, buen día le dijo madre, él contestó buenas noches, sonriendo, sentado en una banqueta en la puerta. hola, le dije a la de recepción (soysimpáticaporquenomelevantotempranocomolarecepcionistaqueteatendióelotrodía). hola, me dijo. tengo turno a las doce para una simulación, le digo, ¿apellido?, feré, f-e-r-e con tilde en la última e. primer piso y te llaman. mientras le doy la tarjeta escucho que me llaman. la recepcionista hablaba por teléfono y le digo que me llamaron por el altavoz. subo al ascensor con madre, no había lugar par nadie más. vamos al primer piso, abro la primera puerta pero no abre la segunda. claustrofobia. madre me dice que bajemos en el segundo piso, ella baja y yo le respondí que me quedaba en el ascensor. bajo al primer piso, la puerta no abría, empecé a golpearla y alguien me dice que intente subiendo y bajando otra vez. cierro las puertas y llaman al ascensor desde el segundo piso, era madre, no hay escalera, me dice, bajamos y subimos al primer piso por escalera. pregunto en secretaría si me habían llamado. en seguida te llaman por esa puerta, léase la del medio del pasillo. a los pocos minutos se asoma un tipo, me mira, está a punto de decir algo pero no le sale. feré, le digo, mirando algo me dice pasá. me da la mano, me dice que vamos a hacer la segunda simulación. que me saque los anteojos, la campera y la polera. recostate, apoyá la cabeza acá y aguardame. trajo la máscara, seca, tibia, horrible. me dijo algo así como que no me mueva, este aparato va a tomar mediciones, ¿cómo podría moverme con eso en la cabeza?. dos luces rojas me daban directamente a los ojos, una máquina giraba haciendo semicírculos a mi alrededor. me sentía encerrada. vuelve, me dice que vamos a demorar quince minutos, en ese momento supuse que ya habían pasado los quince minutos y varios más. hace algo en la máscara, algo así como un corte en el lado derecho. cinta, quedate quieta, portazo. lalo mir hace un chiste en la radio y evito tentarme para no moverme. un par de ruidos más, quien dice un par dice tres. sube la camilla, la luz roja no me deja ver, tengo frío, pese a que está encendida la calefacción. me molesta que salgan y digan yastá, un par de cositas más y listo. un par, ergo, tatuaje nuevo, rojo, a la altura del maxilar derecho, sacarme la máscara y decirme que sangra el pinchacito (también me molestan los diminutivos). sacate esto (algodón y cinta) en quince minutos, presentale esta tarjeta a maría josé y ella te da el turno par empezar el tratamiento. gracias, le dije, le pregunté el nombre y me dijo david. suerte, eugenia, gracias, le dije. salí, me abrigué, madre me preguntó ¿y?, tatuaje nuevo, le dije. guardé todo y me quedé con la tarjeta en la mano. hay alguien, me dijo madre y me senté. salió alguien y saludó a madre. pasaron cinco minutos, quizás más, golpeá ahora, me dijo madre. golpeé despacio, pasaron otros cinco minutos y maría josé abre la puerta. hola, le digo, me mandó david con esta tarjeta, pasá, tomá asiento, me dice. paso con madre. a ver, bueno, te anotaron para el viernes dieciséis a las ocho. ah, el próximo viernes, le digo, sí, este viernes empezás. nervios y claustrofobia otra vez. gracias, le digo. suerte, eugenia. gracias, le dije. avenida santa fe, avenida scalabrini ortiz, el ciento cuarenta y uno, tatuaje nuevo, dos de uno veinticinco, angustia y a casa.